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El curso no debe comenzar
Interesante lectura:
http://maspublico.com/2012/09/05/el-curso-no-debe-comenzar/
Hay situaciones tan graves que el business as usual (seguir haciendo como siempre) se vuelve necesariamente contra nosotros y nosotras. Estamos viviendo una de esas situaciones. Tiene muchas aristas, pero una de las más importantes es el ataque organizado contra los servicios públicos: contra uno de los pilares básicos de la vida decente en una sociedad democrática. Y dentro de ese ataque, la demolición programada de la educación pública.
El lunes 3 de septiembre, el comienzo oficial del curso académico para las universidades públicas madrileñas no tuvo lugar. Otros septiembres ha sido éste un acto rutinario al que invariablemente acudía la presidenta de la región; se dictaba una lección magistral; se pronunciaban algunos discursos, a veces interesantes, otras veces tediosos; se entonaba ese curioso y hedonista himno universitario llamado GAUDEAMUS IGITUR (donde la enternecida comunidad académica no se priva de lanzar jocundas vivas a la república, así como a las “mujeres tiernas y amables”: aquí latraducción de los versos latinos). Esta vez, sin embargo, en la Facultad de Medicina de la UAM, Esperanza Aguirre no se atrevió a presentarse: envió a dar la cara a su subordinado Jon Juaristi. Y la intensidad de la protesta de estudiantes, profesores, sindicatos y PAS (Personal de Administración y Servicios) fue tal que no hubo ni medidos discursos, ni inauguración oficial, ni sentimental GAUDEAMUS.
El sentido que se desprende de estos hechos es claro, en mi opinión: vivimos una situación tan anómala, el ataque contra la universidad pública (plasmado en la ley 6/ 2011 de la CAM, el Real Decreto-Ley 14/ 2012 del gobierno del Reino de España, y los recortes de fondos) es tan destructivo, que el curso no debe comenzar. Y de hecho en Madrid (y en otras comunidades autónomas) están en marcha iniciativas en ese sentido.
Una de ellas es la convocatoria de una huelga indefinida de docentes (en todos los niveles de enseñanza en la Comunidad de Madrid, desde las escuelas infantiles a la universidad) a partir del 17 de septiembre. Pueden verse detalles de esta iniciativa en este blog. Se presentará en rueda de prensa el 5 de septiembre, a las 17 h., en la librería asociativa Traficantes de Sueños (c/ Embajadores 35, Madrid).
Una segunda iniciativa importante es la campaña de desobediencia civil propuesta desde la UCM y que ha ido elaborándose durante el verano: se hallará información básica en su web. La campaña arrancará el 12 de septiembre, a las 12 h., con una rueda de prensa (también en Traficantes de Sueños).
Llamo a todos mis compañeros y compañeras docentes a presentar las clases universitarias, en este anómalo inicio de curso que no debe comenzar, no con la explicación de ninguna materia curricular sino con un debate franco, crítico y abierto que aborde la situación actual. Desde la UAM hemos elaborado un documento en formato ppt que resume algunos puntos susceptibles de abordarse en tal debate: está a disposición de todo el mundo aquí.
Quienes potencialmente tienen más fuerza en este conflicto son las y los estudiantes. Lo han demostrado estos meses últimos en Chile, en Quebec y en otros lugares. Cada uno de las y los trabajadores públicos tenemos nuestra parte de responsabilidad, y sin duda se nos pedirá cuentas por ello, en algún momento. Pero la fuerza potencialmente decisiva es la de los estudiantes. Ojalá no falten a su cita con la historia.
Zozobras de un padre al comienzo del curso
Lectura recomendada:
http://www.cuartopoder.es/tribuna/zozobras-de-un-padre-al-comienzo-del-curso/3161
No me parece mal que los toros vuelvan a TVE en horario infantil. Es más: deberían echar las corridas directamente en Clan, entre Peppa Pig y Dora la Exploradora. Más que nada porque así más de un niño descubrirá una vocación, la de torero, que puede acabar siendo una profesión con futuro en un mercado laboral arrasado como el nuestro, y en un sector, el taurino, que recibe generosas subvenciones públicas en tiempo de recortes.
O eso, o los apuntamos a extraescolares por la tarde para que aprendan alemán, esos cursos de alemán básico que Esperanza Aguirre ofrecerá a los parados para que sepan pedir trabajo al llegar a Berlín, y que ya podía hacer extensibles a los escolares. Eso sí: alemán “básico”, lo justo para las cuatro frases que necesitarán en los empleos basura que les esperan allí.
Disculpen mi humor, pero soy padre con hijas en colegio público, y el lunes comenzamos el nuevo curso. Y por más que lo intento, no consigo quitarme de encima la sensación fúnebre de cordero camino del matadero, peor además desde el momento en que no soy yo sino mis hijas las que siguen ese camino.
Imagino que son muchos los padres que estos días comparten esa zozobra: la de pensar qué va a ser de nuestros hijos en un sistema educativo en proceso de desguace. Sólo este año, la ausencia de miles de interinos, las peores condiciones del profesorado (con más horas, menos sueldo y menos medios), la falta de los recursos más elementales, el aumento de tasas y la desaparición de becas, que se suman a los recortes que ya se hicieron el curso anterior, suponen un duro golpe a un sistema educativo que no estaba precisamente sobrado.
Sí, es cierto que a muchos nos tranquiliza conocer profesores que se dejan la piel y más, y que con su entrega compensan algunas de esas carencias. Pero yo no quiero profesores superhéroes, sino un sistema suficiente que no deje la educación de tus hijos a la suerte de encontrar un profesor heroico.
Digámoslo claro, con todas las letras: se están cargando la educación pública. Y esto no tiene que ver con la crisis, sino con un proyecto ideológico. El daño puede ser enorme, irreversible si no somos capaces de frenarlo pronto, porque aceleraría una espiral de deterioro que forma parte de sus intenciones: cuanto peor esté la educación pública, más padres huirán a una privada concertada que, aunque también afectada por la crisis, conserva sus privilegios; y cuantos más abandonen la pública, menos recursos habrá para esta.
Por eso a mí me cuesta escribir sobre los recortes en educación: porque no quiero contribuir a ese efecto huida, no quiero convertirme en propagador del mensaje que interesa a nuestros gobernantes, el mensaje que estos días recibimos todos los padres con hijos en centros públicos: “arranca el curso más conflictivo”, “la educación, herida de muerte por los recortes”, “los expertos vaticinan un aumento del fracaso escolar”, “el desmantelamiento de la enseñanza pública”, “la vuelta al cole más caliente”. Esos son los titulares que estos días leemos y escuchamos los padres pocas horas antes de dejar a nuestros queridos hijos en la puerta del colegio. Mensaje recibido.
Y es que estos días abundan los mensajes a los ciudadanos. A los jóvenes: lárgate de España, aquí no hay futuro (a lo que contribuyen los formatos televisivos Españoles en el mundo, esos compatriotas tan felices en otros países). A los pacientes: hazte un seguro médico privado, que la sanidad pública va a retroceder décadas con los recortes. A los trabajadores: no esperes encontrar una pensión cuando te jubiles, yo que tú me haría un plan privado (como si estos planes no hubiesen salido más que tocados con la crisis). Y, como decía, a los padres: llévate a tus hijos al concertado del barrio, que la pública se va a pique.
Nos enfrentamos al reto de concienciar a los ciudadanos sin espantarlos, sin contribuir a ese efecto huida. Informar del desguace del Estado de Bienestar sin llevarnos a un estado de pánico y resignación que nada ayuda a resistir. Convencernos de que es ahora el momento de apretar, de defender lo público con coherencia, porque más tarde ya será irreversible. Y porque si no asumimos nuestra responsabilidad en defender esas conquistas sociales que han costado décadas de lucha y sufrimiento, estaremos condenando a nuestros hijos a elegir entre ser toreros o irse a Alemania.
(*) Isaac Rosa es escritor y columnista.
El timo de la concertada en cifras
Del blog amigo Valles y cumbres, os recomiendo encarecidamente leer su blog:
http://vallesycumbres.blogspot.com.es/2012/09/el-timo-de-la-concertada-en-cifras.html?spref=tw
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En el 91 por ciento de los colegios concertados visitados por la OCU se informa de la obligación de pagar algún tipo de cuota.
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Importantes diferencias según la ciudad: en Madrid, la cuota media es de 834 euros al año, mientras que en ciudades como Ciudad Real, Santander o Málaga no superan los 200 euros al año.
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Por otro lado, las cuotas en los colegios públicos son testimoniales y referidas al pago de pequeños importes por material
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El uniforme es obligatorio en el 87 por ciento de los colegios concertados visitados por la OCU. El coste medio del equipamiento básico llega a los 208 euros.
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El 30 por ciento de los colegios vende el uniforme directamente a los padres y el 53 por ciento lo hace a través de una única tienda, que en la mayoría de los casos (el 63 por ciento) es El Corte Inglés
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El comedor supone un coste en colegios concertados de 118 euros mensuales y de 86 euros en los públicos.
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El transporte escolar supone un fuerte desembolso para los padres que necesiten este servicio, concretamente 880 euros al año en los colegios concertados y 500 euros en los públicos.