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Wert tropieza con su propia ley

 

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Muy interesante:

http://www.publico.es/actualidad/511964/wert-tropieza-con-su-propia-ley

«El modelo educativo vigente hasta ahora pone todo el énfasis en el aspecto memorístico del conocimiento y prácticamente ningún esfuerzo en enseñar a resolver problemas complejos, desarrollar el pensamiento crítico y creativo, que es lo que valora el mercado». Así justificó este martes la secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, lospenosos resultados de los jóvenes españoles de 15 años en la resolución de «problemas de la vida real» que evalúa el informe PISA. 

Los profesores están, pues, en el eje del «cambio radical» que, según Gomendio, supondrá la nueva Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce) ya que tendrán que «modificar el modo de enseñar», como ya apuntó a Público el analista de la OCDE Pablo Zoido. La cuestión, en la que no hay acuerdo entre el profesorado y el Ministerio de Educación, es hacia dónde deberán enfocar a partir de ahora sus prácticas pedagógicas. Los sindicatos educativos consideran que la Lomce, dado que incorpora evaluaciones al final de cada etapa educativa, obligará a los centros a reorientar su metodología, pero potenciando aún más la memorización de los conocimientos para que los alumnos aprueben esas pruebas.

CCOO: «Gomendio se ha metido en la autopista a contramano» «La reforma del Gobierno va en la dirección contraria de cambiar la manera de transmitir el conocimiento y hacerla más moderna y abierta», afirma el secretario general de laFederación de Enseñanza de CCOO, Francisco García. «Los recortes han arrasado con la atención a la diversidad, que es la columna vertebral de este cambio estructural que propone Gomendio hacia una educación personalizada y, por otra parte, es una desfachatez que deje toda la responsabilidad en manos de los docentes cuando la educación pública no universitaria ha perdido 35.000 profesores», explica.

Lejos de este modelo del que habló ayer Gomendio, CCOO recuerda además que se se están aumentando las ratios de las aulas y cerrando centros de formación del profesorado —en la Comunidad de Madrid han pasado de 25 a cinco—. «La secretaria de Estado o no se ha leído la Lomce o nos está contando un cuento chino. Se ha metido en la autopista a contramano», denuncia García, que señala que el reto en la educación española es «aprender a aprender» y centrarse más en las destrezas básicas que en los contenidos, una meta inasumible, según el sindicato, con las reválidas que plantea la ley Wert.

El secretario general de enseñanza de FETE-UGT, Carlos López, coincide en el diagnóstico y advierte de que en Educación «los experimentos, hay que hacerlos con gaseosa» porque hay muchas variables que influyen en los resultados académicos que mide PISA. «El modelo productivo influye en el fracaso escolar. Antes los alumnos salían del sistema educativo porque encontraban trabajo y ahora vuelven porque lo han perdido y quieren mejorar sus calificaciones», explica López.

Los sindicatos denuncian que el recorte de profesores y el aumento de la ratio dificultan las mejoras 

Gomendio insistió el martes en la necesidad de «motivar» al profesorado para que se implique en este cambio pedagógico, pero los profesores centran el debate en los «elementos» que se emplean para esa motivación. «Sólo se nos premia con la antigüedad, nunca por las buenas prácticas, de manera que al inicio de nuestra carrera, los docentes españoles somos los que más cobramos de la UE, pero al acabarla, somos los que cobramos menos», explica López.

El profesorado considera que ya está liderando el cambio metodológico en las aulas, pero las soluciones que plantean no pasan por la ley Wert. Para Anna Elvira, portavoz del sindicato catalán USTEC, lo que hará mejorar los resultados de los alumnos no son «las reválidas» que plantea la Lomce, sino «la mejora de la calidad de la educación, la bajada de las ratios y el aumento de las horas de atención individual al alumnado». Además, Elvira, pone en duda la manera en la que PISA lleva a cabo la evaluación de la resolución de problemas de la vida diaria. «Estoy convencida de que en la vida real, sin la presión de hacerlo en un ordenador y en clase, los resultados serían diferentes», concluye.

Al margen de los resultados, en el fondo del debate está la definición de equidad que marca la Lomce: cualquier alumno debe lograr su máximo potencial, aunque sea distinto del de sus compañeros. «Eso significa que cada alumno tiene su talento; si tiene mucho, bien, si tiene poco, le mando a la FP Básica, que no titula», denuncia García (CCOO), quien considera que la verdadera equidad consiste «en reforzar el talento de quien menos tiene». 

 

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El darwinismo escolar o la ‘ley Wert’

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Otro artículo excelente de Agustín Moreno:

http://www.cuartopoder.es/laespumaylamarea/el-darwinismo-escolar-o-la-ley-wert/139

Alevosamente, en el verano, como se hacía en el franquismo, con los centros educativos cerrados, se han rechazado esta semana en el Congreso de los Diputados once enmiendas a la totalidad a la LOMCE. Son la expresión de la soledad del PP y de la absoluta falta de consenso. Refleja la incapacidad del ministro para alcanzar algún acuerdo con alguien que no sea su elefantiásico ego y su sectarismo ideológico. Porque no estamos hablando de otra cosa: llegó sin tener ni idea de educación y se va a ir sabiendo menos. Para ocultarlo, utilizó en el debate parlamentario gruesas descalificaciones hacia la oposición: ruido y furia que expresa su total incompetencia. Tiene su mérito tener a todo el mundo en contra, menos a Rouco y a la patronal privada, y conseguir de la oposición una declaración solemne donde se compromete a derogar la ley en cuanto puedan.

De ella se han dicho muchas cosas: que es privatizadora, confesional, recentralizadora, poco democrática, que ignora al profesorado, etc. Pero el espíritu de la ley, eso que dice Wert que no hemos captado, es su ideología neoliberal y su carácter segregador que refuerza los patrones de desigualdad social. Esta ley está informada por dos grandes motivos: el negocio y la ideología.

Se trata de convertir el derecho público fundamental a la educación en un servicio económico a prestar por el mercado y que entra en el campo de la competencia. De ahí el carácter privatizador de la ley para entrar en un rico pastel que en España, según los últimos datos del INE de 2010, supuso un beneficio de casi 700 millones de euros para los centros privados de enseñanza. Es un nuevo y jugoso nicho de negocio que permite obtener fondos públicos e  ingresos regulares, apalancamientos financieros, cesiones de suelo, cobrar cuotas abusivas y obtener beneficios fiscales.   Por ello vemos a grandes compañías que nada tienen que ver con la educación (son de construcción, seguridad o limpieza) pujar para la gestión privada de escuelas infantiles en la comunidad de Madrid.

Pero, sobre todo, son razones ideológicas las que están detrás de la ley Wert. Por una parte, una cierta aristocratización de la educación. No les gusta la mezcla social y para ello refuerzan la red privada-concertada, no solo para atender las reivindicaciones de la Iglesia católica, sino porque no quiere ciudadanos formados, informados, críticos y comprometidos con el cambio para la mejora de su sociedad. Parece que parten del prejuicio de que la escuela pública crea ciudadanos más a la izquierda, algo que puede ser cierto en la medida en que se produce cierta segregación de clases por la doble red. En su ignorancia o  servidumbre hacia la Iglesia católica no quieren saber que los países del norte y centro de Europa los ricos llevan también a sus hijos a la escuela pública, donde conviven todas las clases sociales y se refuerza el sentimiento de pertenecer a una misma colectividad. Y encima su éxito escolar es mayor en los rendimientos del alumnado.

El gobierno del PP nos está lanzando el mensaje de que hemos estudiado por encima de  nuestras posibilidades. Sociales y económicas, se entiende, no en relación al talento del que tanto le gusta hablar al ministro. En su lógica de contables neoliberales, no tiene sentido invertir más en educación, que para ellos es un gasto. Hay que  poner en coherencia el sistema educativo con un mercado de trabajo precario y en rotación, y con una sociedad poco cohesionada y desigual. Y para ello se propone una escuela segregadora y clasista, donde la excelencia no sea para todos, sino para unos pocos. Si ponemos en relación esta filosofía educativa con la política de becas y la afirmación de Wert de que se dedique a otra cosa el estudiante que saque menos de un 6,5; o la afirmación de su secretaria de Estado de Investigación, Carmen Vela, de que no hay que formar a más científicos, podemos colegir que para Wert la escuela para todos es como dar margaritas a los cerdos.

La segregación clasista de la LOMCE se produce por varias vías: los itinerarios tempranos y la disminución de la  comprensividad para todos, el refuerzo de la doble red (pública y privada-concertada), las reválidas, los bachilleratos de excelencia, la especialización de los centros para que compitan unos con otros, la publicación de las pruebas externas, la segregación por sexos en centros que reciben fondos públicos, etc. Cabe destacar en este sentido determinados programas bilingües como el de la Comunidad de Madrid, que nadie ha evaluado, y que pueden producir tal segregación que convierten la escuela en un riesgo para una parte del alumnado. El elemento que une todas estas medidas es la elitización de la enseñanza y la ruptura del principio pedagógico de trabajar con grupos heterogéneos, que es lo natural, algo que avala la comunidad científica internacional como lo más eficaz para la equidad y el éxito en los resultados generales. La filosofía segregadora conduce a un aumento del fracaso escolar, solo evitable a través de trampas estadísticas en las que está pensando el ministro Wert, como considerar exitoso, escolarmente hablando, no sacar el graduado en Educación Secundaria Obligatoria, aquellos a los que se derive a un itinerario de poca monta como la Formación Profesional Básica.

La ley quizá se apruebe finalmente con la mayoría absoluta del PP y con todo el mundo en contra, aunque en política los tiempos se aceleran y ya veremos cómo acaba el caso Rajoy-Bárcenas. En cualquier caso, nada está perdido. Porque no puede durar una ley impulsada por el ministro peor valorado de la democracia y que ha tenido tanto rechazo social y político. Habrá que seguir denunciando esta ley y debatiendo entre la comunidad educativa sobre la escuela que queremos. Que no puede ser otra que la escuela de tod@s y para todo@s, pública, laica, inclusiva, gratuita, que asegure el derecho a educarse y a aprender con éxito de todo el alumnado. Esta es la diferencia de enfoque en el que radica la verdadera excelencia. Es decir, todo lo contrario que el sistema educativo que diseña la ley Wert, que es puro darwinismo escolar al servicio del darwinismo social, económico y político. Por eso no tiene futuro una ley sectaria que hace retroceder la igualdad entre los ciudadanos.